Tres claves para prevenir las piedras en el riñón

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Tres claves para prevenir las piedras en el riñón

Como ya os comentamos en un anterior artículo del blog, el dolor de los cálculos renales es de los que no se olvidan. En aquel artículo también os explicamos las causas y los síntomas y, entre las causas, indicamos que una de ellas podría ser la dieta. En este artículo os explicamos los rasgos de una dieta saludable para los pacientes con piedras en el riñón.

Las estadísticas no engañan: el 50% de las personas que han sufrido un cálculo renal volverá a padecerlo

No es para menospreciar los datos, un 12% de los hombres y un 6% de las mujeres están afectados por nefrolitiasis o urolitiasis, más conocido como piedras en el riñón. Y otro dato para tener en cuenta es que un 50% de las personas que han sufrido un cálculo renal volverá a padecer un episodio a lo largo de su vida.

Teniendo en cuenta que entre el 60% y el 80% de los cálculos renales están compuestos por oxalato cálcico. Esta sustancia química puede formar cristales y contribuir a la creación de cálculos renales. El oxalato cálcico se forma cuando hay una concentración elevada de oxalato y calcio en la orina. El oxalato es una sustancia que se encuentra de forma natural en muchos alimentos, además de producirse en nuestro propio cuerpo como un subproducto del metabolismo. Cuando existe un desequilibrio entre el oxalato y el calcio, los cristales de oxalato cálcico pueden unirse y formar los cálculos. Estos pueden ser diversos tamaños con los que causará mayor o menor dolor según sean éstos.

Como hemos comentado, el oxalato se puede encontrar en muchos alimentos y limitando la ingesta de estos alimentos puede ayudar a reducir el riesgo de la formación de piedras en el riñón. Algunos de estos alimentos ricos en oxalato son las espinacas, remolacha, frutas como las frambuesas y las fresas, frutos secos, chocolate o el té.

Claves en la dieta para las personas que padecen o han padecido piedras en el riñón

Existen tres claves fundamentales en la dieta de una persona que sufre o ha sufrido cálculos renales son: beber líquido (pero como veremos más adelante, no vale cualquier líquido), reducir el consumo de proteínas y disminuir la sal.

Como acabamos de comentar hidratarse o beber líquidos es la primera y más importante clave para una persona con cálculos renales. Se debe consumir entorno a 2,5 litros de líquido en invierno y unos 3 litros en verano para producir unos 2 litros de orina al día. Ello hará que se reduzca el riesgo de la formación de piedras en el riñón.

No todos los líquidos son adecuados, como es de suponer las bebidas azucaradas carbonatadas (refrescos), las bebidas alcohólicas, el café y el té deben ser eliminados de la dieta, o consumidos de forma muy esporádica y puntual.

En cambio, el agua con gas es un buen aliado, puesto que aumenta la excreción de citrato previniendo el ácido úrico. Por otro lado, los zumos cítricos como la naranja o el limón favorecen la diuresis y aumenta la cantidad de citrato en la orina. El citrato tiene propiedades que ayudan a inhibir la formación de cálculos. Al unirse con el calcio de la orina evita que se combine con el oxalato y así formar cristales. Además, aumenta el pH de la orina haciendo que esta sea más alcalina y con ello dificulta que los minerales se agrupen y formen las piedras o arenillas.

La segunda clave en la prevención de piedras en el riñón es la reducción de proteínas de origen animal, sobre todo de aquellos compuestos principalmente por oxalato cálcico o ácido úrico. Estas proteínas generan una carga ácida que hace que se aumente la excreción urinaria de calcio y una disminución en la excreción de citrato, que ya hemos comentado en el párrafo anterior éste ayuda a inhibir la formación de cálculos renales.

Se ha de tener en cuenta que no todas las proteínas animales son iguales, además que la respuesta a la ingesta de proteínas no es igual para todas las personas. También influye en la formación de cálculos renales otros factores como los dietéticos, estilos de vida y el tipo de cálculos renales que se produzcan.

Se recomienda el consumo moderado de productos con una alta concentración de purinas. Las purinas cuando se descomponen en el cuerpo producen ácido úrico.  Algunos productos con altas concentraciones de purinas son las carnes rojas como el cordero, el cerdo o las carnes de animales de caza. La casquería como el hígado, los riñones u otras vísceras de animales. Algunos mariscos, las anchoas, sardinas, mejillones y las vieiras también tienen cantidades significativas de purinas.

Por otro lado, se debe reducir el consumo de productos lácteos con un alto contenido graso como la leche entera, quesos grasos tipo cheddar, brie o de cabra, los yogures enteros, la nata o la crema de leche y la mantequilla.

Para contrarrestar la ingesta de proteína animal es conveniente complementar la dieta con proteínas de origen vegetal como las legumbres, nueces y frutas, cítricos y verduras que contengan citrato.

Por último, la última y tercera clave en la prevención de los cálculos renales es la disminución de la sal puesto que esta aumenta la excreción de calcio, contribuye a la deshidratación, esta última puede concentrar la orina y aumentar la posibilidad de que los minerales se cristalicen y por tanto formen piedras o arenillas en el riñón.  La sal se puede substituir por especias o salsas bajas en sal para condimentar los alimentos.

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